Un sitio vagabundo y totalmente aleatorio, donde podría cualquier sér, de cualquier extracción social, religión, culto u secta, pensamiento político y demas cáprichos humanos, escribir lo que bien le de la gana.

martes, 11 de mayo de 2010

La guadua

martes, 4 de mayo de 2010

Amelia, pequeña traviesa.
Por
Simón Santiago Jacob Camus.

La pequeña Amelia; ella es una niña dichosa, Pues, en casa pan y queso nunca falta y aunque padre y madre no le asisten, abuelo y abuela con bondad y amor infinito adornan su alma.

No todo en el mundo es perfecto, pues el uno y único ha de ser Dios, así, de esta forma se puede inferir que la bella y dulce Amelia, defecto alguno debe poseer. Su defecto, oprobio u vicio: ¡Ser traviesa!

Más, esto no le hace mala a aquella pequeña, que tierna inocencia le hace pecar y un sábado a la sinagoga al escuchar al rabino cantar, se lleno de estío y las crenchas a su tío René quiso jalar. Hubo de ser fuerte el tirón, pues, aquel hombre santo que extasiado orando yergue un grito despavorido exhala y en el silencio sacro del habitáculo sagrado se oyó.

Asustase el rabino del masculino aullido, con sus ojos acuciosos al torpe busco, más al encontrar al herido de ojos llorosos y a la criminal mano que crencha aprieta, entendió con apremio motivo para tal alarido.

A esta judía pequeña, como castigo sufrir la modorra de toda la historia del pueblo elegido, hubo de escuchar, para que nunca jamás, crencha alguna de señor fervoroso quiera halar.

Al volver a casa, abuelo y abuela, le escuchan plañir, más sus lágrimas frescas de niña inquieta ambos quieren secar.

- Niña hermosa, tus manitas pálidas ciertas cosas no deben tocar, guárdalas en tu regazo, pues, grandes tesoros serán, ya que con ellas, amasar el pan deberás y en el santo Kippur unir para orar-